domingo, 9 de enero de 2011

DESTELLO DE SABIDURIA

Cuando se examina con detenimiento, nada posee una existencia inherente propia, y esta ausencia de existencia independiente es lo que llamamos «vacuidad». Piensa en un árbol. Cuando piensas en un árbol, tiendes a pensar en un objeto claramente definido, y en cierto modo es así. Pero cuando se contempla el árbol más de cerca, se advierte que en último término carece de existencia independiente.

Al examinarlo, comprobarás que se disuelve en una red muy sutil de relaciones que abarca todo el universo. La lluvia que cae sobre sus hojas, el viento que lo agita, la tierra que lo alimenta y lo sostiene, las estaciones, el clima, la luz de la luna, de las estrellas y del sol… Todo forma parte del árbol.

Cuando empieces a pensar más y más a fondo en el árbol, descubrirás que todo en el universo contribuye a hacer del árbol lo que es, que en ningún momento se lo puede aislar de ninguna otra cosa y que en todo momento su naturaleza es sutilmente cambiante. A esto nos referimos cuando decimos que las cosas están vacías: a que carecen de existencia independiente.

1 comentario:

Mila Martínez dijo...

Demos las gracias por esa sutil red de relaciones que abarca todo el universo.
Un abrazo.
Mila