viernes, 24 de septiembre de 2010

TENERIFE






















Después de pasar una mala temporada. Decidimos irnos unos días de vacaciones. No sabíamos muy bien que destino tomar. Barajamos varias opciones, puesto que era Hele la instigadora del plan. Nos pusimos de acuerdo y finalmente optamos por un viaje donde pudiésemos ver amaneceres, atardeceres, paisajes y mar. Como sabéis los destinos turísticos atentan contra mi salud. Asi, que, después de muchas discusiones, empezamos a buscar en internet, vuelos baratos, alojamiento barato y comida barata. Pregunté a algunas amigas y tomamos la decisión. Tenerife.Helena se negó en rotundo a ir a Lanzarote.

Tenerife, tiene muchos aspectos. Por un lado están los complejos hoteleros al más puro estilo americano (Las Vegas)y los campos de golf, en el Sur, lo más turístico que te puedas imaginar. Fuimos solo un día para mirar escaparates y poco más.

El resto de los días los pasamos viajando por todos los rincones paradisíacos de la isla. En busca de paz, de horizontes lejanos, luz y calma. Comida casera en los "wachintes". Todo remojado con un buen baño al atardecer en piscinas naturales.

El resultado: Satisfacción general. Os aconsejo el viaje, pero no tenéis que tener miedo a las carretera estrechas muy estrechas, ni vértigo. Tampoco miedo al Atlántico, un mar que como no te espabiles, te engulle. A mi por suerte solo se me tragó las chanclas, pendientes y gafas.

Me encantó la arquitectura indiana, es preciosa. Resaltar sin duda La Laguna. También los colores de cada una de las casas. Todo un arco iris. La comida, muy barata y una pasada. Pero hay que estar bien informados y meterse por pueblitos pequeños. Este tipo de construcciones me recordaron mucho a la Habana Vieja. Sobre todo los campanarios.

Este si fue un viaje del alma particular, porque en mi interior un tsunami estaba encargándose de demoler mi ilusión. Todos los duelos son duros. No se pueden explicar, hay que vivirlos. Por suerte mis buenas compañeras de viaje: Ana y Helena, me arrancaron más de una sonrisa. Gracias, os quiero. Sin vosotras no sé que seria de mi.

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