Cuando se examina con detenimiento, nada posee una existencia inherente propia, y esta ausencia de existencia independiente es lo que llamamos «vacuidad». Piensa en un árbol. Cuando piensas en un árbol, tiendes a pensar en un objeto claramente definido, y en cierto modo es así. Pero cuando se contempla el árbol más de cerca, se advierte que en último término carece de existencia independiente.
Al examinarlo, comprobarás que se disuelve en una red muy sutil de relaciones que abarca todo el universo. La lluvia que cae sobre sus hojas, el viento que lo agita, la tierra que lo alimenta y lo sostiene, las estaciones, el clima, la luz de la luna, de las estrellas y del sol… Todo forma parte del árbol.
Cuando empieces a pensar más y más a fondo en el árbol, descubrirás que todo en el universo contribuye a hacer del árbol lo que es, que en ningún momento se lo puede aislar de ninguna otra cosa y que en todo momento su naturaleza es sutilmente cambiante. A esto nos referimos cuando decimos que las cosas están vacías: a que carecen de existencia independiente.
domingo, 9 de enero de 2011
viernes, 24 de septiembre de 2010
TENERIFE
Después de pasar una mala temporada. Decidimos irnos unos días de vacaciones. No sabíamos muy bien que destino tomar. Barajamos varias opciones, puesto que era Hele la instigadora del plan. Nos pusimos de acuerdo y finalmente optamos por un viaje donde pudiésemos ver amaneceres, atardeceres, paisajes y mar. Como sabéis los destinos turísticos atentan contra mi salud. Asi, que, después de muchas discusiones, empezamos a buscar en internet, vuelos baratos, alojamiento barato y comida barata. Pregunté a algunas amigas y tomamos la decisión. Tenerife.Helena se negó en rotundo a ir a Lanzarote.
Tenerife, tiene muchos aspectos. Por un lado están los complejos hoteleros al más puro estilo americano (Las Vegas)y los campos de golf, en el Sur, lo más turístico que te puedas imaginar. Fuimos solo un día para mirar escaparates y poco más.
El resto de los días los pasamos viajando por todos los rincones paradisíacos de la isla. En busca de paz, de horizontes lejanos, luz y calma. Comida casera en los "wachintes". Todo remojado con un buen baño al atardecer en piscinas naturales.
El resultado: Satisfacción general. Os aconsejo el viaje, pero no tenéis que tener miedo a las carretera estrechas muy estrechas, ni vértigo. Tampoco miedo al Atlántico, un mar que como no te espabiles, te engulle. A mi por suerte solo se me tragó las chanclas, pendientes y gafas.
Me encantó la arquitectura indiana, es preciosa. Resaltar sin duda La Laguna. También los colores de cada una de las casas. Todo un arco iris. La comida, muy barata y una pasada. Pero hay que estar bien informados y meterse por pueblitos pequeños. Este tipo de construcciones me recordaron mucho a la Habana Vieja. Sobre todo los campanarios.
Este si fue un viaje del alma particular, porque en mi interior un tsunami estaba encargándose de demoler mi ilusión. Todos los duelos son duros. No se pueden explicar, hay que vivirlos. Por suerte mis buenas compañeras de viaje: Ana y Helena, me arrancaron más de una sonrisa. Gracias, os quiero. Sin vosotras no sé que seria de mi.
lunes, 19 de abril de 2010
LA HORA DE LOS GATOS
miércoles, 7 de abril de 2010
CREPÚSCULO
El crepúsculo enciende el cielo del Delta, acariciando la superficie del las marismas. El agua se transforma en una gama de tonalidades rosas, rojas, naranjas, azules..., cubriendo de melancolía la mirada de quien lo contempla.
Los jirones de las nubes se tiñen bajo una luz cambiante de tonalidades de asombro. Apenas se alarga unos instantes; y , sin embargo, la maravilla de ese momento permanece para siempre en el recuerdo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)