miércoles, 25 de marzo de 2009

GRANADA

















Ana en el sendero de los cipreses al atardecer, por donde pasearon Federico García Lorca y Dali.



CUANTAS SONRISAS...


Patio de casa de Inma


LAS ORQUÍDEAS DE INMA. Sin palabras...


Atardecer en casa de Chema. La Alhambra
La casa de Chema en el Albaycín

Ana en un paseo solitario, por la cuesta empedrada, dirigiéndose a casa Chema

Inma, Ana, Javi y yo en el bar Kiki
con mis amigas Ana y Toñi


En la casa de Inma, donde se respiraba mucha paz...

La Alhambra desde casa Chema.




El mirador de San Nicolás y su famoso atardecer. Aunque prefiero sentirlo lejos del bullicioso turismo, entre las callejuelas del Albaycín.

































































































2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, soy amiga de varias personas que aparecen en las fotos realizadas en Granada. Tras comtemplar esas imágenes, de lugares que yo en su día pisé, y en los que tantas situaciones viví (ahora ya novivo en Granada), me han surgido una serie de emociones, y reflexiones que he querido plasmar en el siguiente escrito de prosa poética. Con cariño lo deposito aquí, para ser leido por vuestras almas generosas.


VOLVER.

Una palabra me ahoga la garganta: volver. Pero no puedo recuperar lo imposible. Fuera de cualquier nostalgia, el tiempo se aposta, ante mis ojos retándome cruel. Es más fuerte que yo este inesperado momento, ladrón de emociones; ellas se asoman aturdidas a una ventana para saber qué está pasando fuera. Inermes y extrañadas ven rescoldos en el suelo de una plaza, una plaza cualquiera, por mi, mil veces recorrida. Las emociones se mueven, son viento ágil, renacido, tibio y seguro; viento que no cesa como el rayo del poeta, viento que respira sobre los rescoldos que las emociones descubrieran hace unos segundos eternos, en unos recuerdos sin tiempo.

Otra palabra libera mi garganta: presente. Ahora nada me detiene y recorro las plazas, los rescoldos, las ventanas, las emociones, los ojos y el tiempo. Soy yo en este momento quien lo reta, cargada de creación que también el viento mueve.

Por fin una nueva palabra hace volar mi garganta: mañana. Ha empezado a mover mis brazos convertidos en alas, me dejo llevar por el viento y vuelo. Todo se convierte en diminuto, el hoy es un segundo, una sonrisa, un color, mis ojos voladores, el viento, y hasta mi garganta liberada. Todo esta completo, nada falta. Comprendo que no he vuelto, porque nadie puede volver al mañana.

zaen dijo...

¡¡Qué primeros planos de las flores!! La alhambra nocturna y el resto tampoco se queda atras.
Buen ojo.
Buen enfoque,
Bien en todo.

Felicitaciones