Hoy el crepúsculo me ha recordado a los atardeceres incandescentes de los mares del Sur, a la playa del Palmar, Vejer de la Frontera, Cádiz. El reflejo rojo sobre el espejo azul, coronando las crestas de las olas. Cuando cae el Sol, y la playa queda desierta, son las horas mejores para alzar el vuelo de nuestras cometas. La playa está vacía y las conchas de nácar brillan con una intensidad mágica.Es entonces cuando me reencuentro con mi hija y su felicidad. Desde pequeña le enseñé a volar cometas y a medida que ha ido creciendo le he explicado el sentido de hacerlo. Comparándolo con las dificultades, la lucha, la constancia, la paciencia, el sacrificio y los elementos que nos son adversos y que nos impiden alcanzar nuestro objetivo, en ese preciso instante.
"Elevó una cometa
para alcanzar el cielo.
Y el cielo le devolvió
el sueño de su corazón
hecho realidad."
para alcanzar el cielo.
Y el cielo le devolvió
el sueño de su corazón
hecho realidad."
"La ventana de vuelo es una bóveda imaginaria que encierra todas las posibles posiciones de la cometa."
El Universo es un vasto océano de sabiduría latente y de infinita potencialidad creativa anhelando descender a la densidad de la forma. En el campo de la totalidad de las posibilidades, cada sueño aguarda su gran oportunidad para convertirse en algo real. Y parpadea para existir buscando un soñador que le dé vida.
"La cometa responde con rapidez en el centro de la ventana y con lentitud en los extremos del campo de vuelo. La maniobra de aterrizaje debe iniciarse en esa zona...; y entonces, hasta que se posa en el suelo, el tiempo parece detenerse."
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